miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de marzo 2017 MANIFIESTO (por Alejandro Albaladejo)

Celebramos hoy nuevamente, el Día Internacional  de la Mujer. Hoy he preguntado en clase por qué celebrábamos este día ¿Por qué no celebrar un Día del Hombre? Y alguien me ha contestado “maestro, porque las mujeres estamos por debajo. Así que se celebra este día para subirnos un poco” Es una respuesta estupenda.

En nuestro centro llevamos más de doce años trabajando para hacer visibles a las mujeres, para hacernos conscientes de cómo las costumbres y las tradiciones acaban haciendo invisible el trabajo de las mujeres, ridiculizando sus sentimientos y actitudes y convirtiendo sus logros en algo anecdótico. Me gustaría que, cuando estéis fuera, cuando recordéis el centro, ese esfuerzo nuestro fuera algo que os acompañara siempre. Que no olvidárais a las profesoras y profesores que os han mostrado que las mujeres también han sido pintoras, han compuesto música, han resuelto grandes problemas matemáticos, han influido en la historia, han sido aventureras, investigadoras, luchadoras…pese a que sus hazañas no aparezcan en vuestros libros de Historia

Espero que los chicos recordéis que todos hemos sido educados para ser machistas, para que nos sirvan y nos quieran, para buscar siempre proteger a la chica, aunque no lo pida, o no le haga falta. Pero que esto no es una condena. Que podemos cambiar, despojarnos de la armadura y mirar de igual a igual a las chicas, que podemos crecer juntos, no guiándolas o ayudándolas, sino aprendiendo, compartiendo y disfrutando juntos.

Y espero que las chicas veáis el tesoro oculto que lleváis dentro y que la sociedad quiere que escondáis. Que seáis peleonas, reivindicativas, que no cedáis terreno, que saquéis a la luz ese tesoro y os enfrentéis a las risas de quienes se creen con derecho a decidir  qué tiene valor y qué no lo tiene en esta sociedad.

Finalmente espero que todos y todas asumamos que el feminismo no es una opción. Que si alguien se plantea en pleno siglo XXI si es feminista, si desea la igualdad de hombres y mujeres, es tan ridículo como si se planteara si está en contra del racismo a estas alturas. Todos y todas  somos feministas, o deberíamos serlo.

Hoy celebramos el 8 de marzo, sería el momento para sacar a la luz a todas esas mujeres – científicas, sufragistas, artistas, amas de casa, trabajadoras…- que han estado y están ocultas. Sería el momento de empoderarlas y hablar de sus logros y sus contribuciones. Pero desgraciadamente no es así. El aumento de la violencia sobre la mujer este año – veintiuna víctimas mortales este año  en nuestro país – el incremento de las agresiones sexuales, los secuestros y los asesinatos, han hecho que hoy se convoque en todo el mundo un paro para protestar por este hecho. Muchos y muchas venimos hoy vestidos de negro como un homenaje y una denuncia ante este crimen que no cesa. Por ello este día tenemos que volver a celebrar otro 25 de noviembre, tenemos que volver a hablar de la violencia y la muerte. Pero he pensado que es mejor oírlo de boca de una mujer. El pasado año por estas fechas dos estudiantes argentinas de viaje por Ecuador fueron agredidas sexualmente y asesinadas. Días después otra chica escribió una carta, que se convirtió en viral, hablando en primera persona como si fuera una de las chicas  asesinadas.   Con sus palabras vamos a acabar este acto (adaptado de la carta original).

           “Ayer me mataron.
           Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muriera desangrada.
             Como un desperdicio me metieron en una bolsa de plástico  negra, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.
Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después.
            Desde el momento que la noticia salió en la prensa y en televisión – dos jóvenes estudiantes de viaje por Ecuador violadas y asesinadas - nadie se preguntó dónde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien la gente empezó a hacerme preguntas inútiles. A mí, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
           Criticaron a mis padres, por darme alas, por dejarme ser independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andábamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que era culpa suya, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.
              Y solo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si la noticia hubiera sido que habían asesinado a dos  jóvenes viajeros, dos simpáticos estudiantes , la gente estaría comentando sus condolencias: pobres chicos, con lo guapos que se ven en las fotos, si no habían hecho mal a nadie… y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.
                Pero al ser mujer,  todo lo ocurrido, la agresión la muerte, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron, la sociedad nos condenó: Si provocas… ya sabes.
           Y me apené, porque yo ya no estoy aquí,  estoy muerta. Pero tú si estás. Y  eres  mujer. Y tienes que aguantar  que te sigan restregando el mismo discurso de "hacerte respetar", de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar en la calle por llevar una minifalda  con 40 grados de calor, de que  si viajas sola estás "loca" y muy seguramente si te pasó  algo, si pisotearon tus derechos, tú te lo buscaste.

           Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas."

2 comentarios:

  1. Yo , como ex-alumno de mi instituto,el IES Fuente Alta, recuerdo siempre ese esfuerzo de mi instituto, no es para olvidarlo después de haber pasado 6 años ahí. Ahí sí , ese instituto especial y extraordinario , donde se lucha día a día porque las mujeres ocupen el sitio que se merecen , el que se han merecido siempre y se merecerán. 6 años donde la igualdad entre hombres y mujeres se palpa por los pasillos , porque profesoras y profesores, alumnos y alumnas trabajamos juntos para ello. Y solo cuento esos seis años de mi experiencia...
    Puedo asegurar que los alumnos de mi generación estamos muy bien concienciados , que somos feministas , porque como se dice , no hay otra opción. No la hay. Y el que no lo sea , cada vez tiene menos cabida en esta sociedad, cada vez menos , ninguna.
    Este trabajo tan bonito que se hace , por una causa desgraciadamente tan triste , está llegando a muchas personas , a muchas . Mis compañeros de filología ya saben que el IES Fuente Alta es un centro donde se trabaja duro en este aspecto. Y lo envidian , porque comentan que desafortunadamente en sus institutos haría falta también este trabajo.
    Yo por mi parte , no puedo estar más orgulloso de llevar mi instituto por bandera. Y más aún, sus valores .
    Me encantaría este año estar ahí con vosotros/as para celebrar la II Semana de la Igualdad.
    Un saludo.

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  2. Francisco, qué emocionante que seáis precisamente los alumnos y alumnas los que apreciéis nuestro trabajo, porque es a quien tenemos en nuestros pensamientos cada año. Es precioso saber que vosotr@s habéis aprendido aquí a caminar juntos, como dice Alejandro en el manifiesto. Un beso enorme, y mucha suerte en tu camino.

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