La mirada
de Procusto
En la mitología griega, Procusto
era un posadero que tenía su negocio en las colinas de Ática donde ofrecía
posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro
donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas
del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes del
cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si,
por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a
martillazos hasta estirarlo.
Esta referencia ha servido en psicología para nombrar una
patología conocida como síndrome
de Procusto y que consiste en una enfermiza obsesión contra aquellas
personas que destacan en uno u otro sentido, contra las excepciones que rompen
la uniformidad. En política esta actitud la representaron a la perfección el nazismo, el fascismo y el
comunismo: uniformes, censura, adoctrinamiento y eliminación de la diferencia –
artística, sexual, intelectual, étnica…- fueron a la vez los instrumentos y las
consecuencias de esta actitud.
Hoy día Procusto se esconde en las redes amparado en el
anonimato para insultar a quienes discrepan – como bien saben las feministas
-, en la uniformización del ocio, en la
estandarización de los gustos y modas, en el acoso escolar al /a la diferente,
en la reivindicación de la identidad -nacional, étnica, sexual - como una realidad
inmutable, en el ascenso de las ideologías xenófobas en toda Europa, en el
esfuerzo por usar la palabra refugiado para esconder que son personas, que son nosotros/as.
El IES Fuente Alta quiere librarse de la mirada de Procusto, porque
es en la mezcla, en el
conocimiento de lo diferente, en la convivencia con aquellos/as que nos sorprenden, en el enfrentamiento con las
posturas que ponen en cuestión nuestras ideas,
en la palabra compartida, en la mirada abierta al otro, donde crecemos,
donde aprendemos, donde la palabra humanidad cobra sentido. Sed bienvenidos
todas y todos a nuestra semana.
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